Capri: Arco Natorale
Al llegar a Capri es muy divertido, porque para subir a la ciudad se necesita un funicular. El mismo lo deja a uno en la plaza principal, desde donde empezamos a caminar. Casi por accidente llegamos al Arco Natorale. Desde aquí comenzamos a tener las más espectaculares vistas que –probablemente- tengamos en nuestra vida. Capri tiene postales naturales en cada esquina y esta fue una increíble forma de empezar el paseo. A unos cincuenta pasos de aquí encontramos un restaurant que gobernaba el océano y por supuesto había que comer un linguini frutto di mare y las muchachas comieron el tradicional ravioli caprese, relleno de mozzarella, con salsa roja y albahaca. Bocatto di cardenale!
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