Requiem A Un Diez
Dia triste este trece de setiembre. A muchos no les importa, pero habiendolo sentido en carne propia, el que una persona deje un trabajo que hace bien -o mejor que ningun otro- por influencias externas, me entristece. Dejar morir un sueno por culpa de presiones de algunos que nunca se involucraron en el, es realmente una tragedia. Sueno dramatico, pero asi lo siento.
El dia de ayer el centrocampista creativo internacional de la Seleccion Argentina y el Villarreal FC, Juan Roman Riquelme, decidio abandonar la seleccion de su pais, para siempre. Su ultimo juego fue el pasado domingo tres, contra Brasil, en el inicio de la era Basile, quien ese dia -al fin- le entrego la cinta de capitan.
Riquelme lo gano todo y lo gano varias veces. Es una de esas historias de esperanza fantasticas. Un pibe de una villa miseria argentina, que toco la gloria en Tokyo, en Toulon y Malasya. Pocos han seguido su trayectoria, pero sus logros son impresionantes. Con Boca lo gano todo y con todo digo que le gano hasta la Intercontinental al Real Madrid en una noche de Tokyo. Con las selecciones menores de su pais fue campeon mundial no una, sino dos veces. Aun no se ha dado un equipo de Boca tan grande como el que fuera traspasado a Roman por el mismo Diego Maradona, una tarde con futbol en La Bombonera. El abrazo del diez saliente al diez entrante presagiaba pasos de animal grande.
Ya en Europa, Riquelme le cedio su plaza de internacional a Ronaldinho -nada menos que a Dinho- y se fue a Villarreal, un equipito que venia de segunda, en una ciudad del tamano de Aguas Zarcas. Ahi, sacando pecho, hizo que el equipito fuera un equipazo, tan grande que llego a las semifinales de la Champions League. Su sueno solo fue truncado por el Arsenal de Titi Henry, por un solo gol de diferencia que pudo haber sido un empate, de no ser por el destino. Solo dias antes del Mundial, en la despedida del genio Zidane en el Bernabeu, el pelado frances se devolvio al campo de juego, solo para darle su jersey a Roman, en otro cambio de poderes lagrimeante. Dias despues Riquelme le respondia a Zizou con un gol olimpico en El Madrigal, uno de esos que ya no se ven.
Roman llego al Mundial y Argentina empezo arrollando, como casi siempre, con el como comandante. La ruleta rusa los saco de las semifinales y en Argentina se comenzo a hablar de mas. Tanto hablaron que su madre fue a dar al hospital por primera vez. Pero a el la albiceleste le quedaba pintada. Sin descanso y con su madre apenas recuperandose, acudio al llamado del Coco Basile, acepto el liston de capitan de la seleccion mayor de su pais y se fue a Londres a jugar contra Brasil en un clasico sudamericano. El resultado, triste pero esperable, fue el acabose. Su madre volvio a caer al hospital y su hermana no le perdio detalle al Romy.
Lo imagino solo en su casa alla en Villarreal, a solo minutos de Valencia, tomando un mate, llorando como un pibe, a punto de tomar la decision mas dificil de su vida. Solo le pidio al Canal 13 de Argentina que lo comunicaran con su pueblo, para darles la cara, horas despues de haber comunicado la noticia a su entrenador. "Lo primero es la familia", dijo. Sabia frase escogio.
A veces se nos olvida quien es la familia. No son los fans, los empleados, los jefes, el trabajo, o la senora que sirve el cafe. La familia es la familia y punto. Roman decidio bien. No hay razon tan importante como para que una madre coma mierda.
Yo lo voy a extranar. Hablan de Aymar, de Insua y D'Alessandro, pero para mi en la albiceleste hubo dos dieces, Diego y Roman. Coincidieron sus pasados en la pobreza, su amor a sus madres, la auriazul del Boca, la expedicion a Espana y su tamano gigantesco. Hoy la Argentina debe estar triste. Hoy el Bar esta triste.
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